Inventarse y reinventarse, un juego de nunca acabar

Reinventar: volver a ser

Cuando te ves después de mucho tiempo con una persona, generalmente no recuerdas una lista de circunstancias que viviste con la misma: recuerdas la forma en la que esta persona te hacía sentir. Por eso es que vernos de tanto tiempo con un amigo como Iván fue grato. Muchos años habían pasado desde la última vez que compartimos una mesa, más específicamente la de un aula universitaria. Hoy estábamos sentados pidiendo el almuerzo, hablando de la vida y de los milagros de cada uno, porque en su momento este radioapasionado y yo habíamos compartido libros, notas, correrías y preocupaciones similares sobre las materias que cursábamos. El sentimiento de Iván por la radio había hecho que en su momento llegara a administrar una respetable discoteca de casi 5 mil títulos. La sorpresa vino cuando le pregunté a qué se dedicaba ahora.
–Ando terminando una maestría en finanzas internacionales.

Su respuesta me dejó extrañado. ¿Finanzas internacionales? ¿No tenía eso que ver con números, economía y cálculo? ¿Qué había pasado con la música, la radio, con los medios y las voces?
–No sé, compañero– me contestó sonriente. Tal vez me equivoqué de carrera.

Y él me lo decía todo suelto de cuerpo, pero ahí estaba: en un empleo de escritorio en una entidad financiera, marcando tarjeta y ajustándose la corbata sin un gramo de arrepentimiento, muy feliz además. Tuvo que pasar mucho tiempo para que apreciara tanto su búsqueda como su cambio, pero ante todo terminé apreciando su propia capacidad de reinventarse.

Si cree que la creatividad es difícil (generar ideas innovadoras, crear algo realmente original), imagínese lo que significa para una marca reinventarse: derrumbar lo ya establecido antes de volver a construir desde cero su percepción por parte del público, es decir su realidad. Reinventarse es un ejercicio difícil pero absolutamente necesario para sobrevivir.

Nintendo lo hizo. A mediados del siglo pasado, la empresa de Hiroshi Yamauchi vendía solamente tarjetas coleccionables, un mercado pequeño y con competidores que rápidamente lo saturaron. Yamauchi invirtió entonces en taxis, fideos instantáneos, aspiradoras y hasta moteles (?). A principios de los años setenta la empresa comenzó a fabricar juguetes y pronto se vio atraída por el naciente mercado de los juegos de video. Hoy decir Nintendo es hablar de historia y de permanente innovación en el mercado de consolas de videojuegos.

Lo hizo MTV también. Después de alcanzar la cúspide de su popularidad a mediados de los años 2000 con éxitos generacionales como los conciertos acústicos y sus series de animación políticamente incorrectas, la cadena que le dio nombre a una generación comenzó poco a poco a pasar cada vez menos música y más reality shows. Ahora la música la tenemos que buscar en su cadena asociada VH1, mientras la legendaria MTV –cuya “M” según su rebautizo ya no significa “música”– pasa programas de adolescentes que lidian con ser madres a los 16.

No lo hizo, por ejemplo, Kodak. Si en algún momento decir Kodak era sinónimo de fotografía, hoy la empresa que durante 74 años fue conocida en la bolsa de valores como “the big yellow” (la gran amarilla) acaba de salir de la bancarrota y se dedica solamente al negocio de la imagen y la impresión digital. Kodak no pudo leer la realidad del mercado de fotografía digital y no logró adaptarse a los tiempos: sus productos sumaron, en las últimas décadas, fracaso tras fracaso y llevaron a la compañía casi a su desaparición.

En un entorno en el que lo único realmente constante es el cambio, reinventarse es una necesidad continua para las empresas y sus marcas. Si antes los cambios trascendentales en la industria se daban cada 20 años, hoy no hay forma de saberlo: los avances tecnológicos y los cambios en la economía y en la sociedad obligan a las marcas a estar permanentemente en alerta para reaccionar y no quedarse atrás. Hoy una marca que se supone vendía computadoras es competencia de los sellos discográficos; la marca que vende autos en un país está vendiendo microondas unas fronteras más allá, y predecir el comportamiento del mercado se ha vuelto más difícil que nunca.

No es fácil, pero es menester que la marca sepa leer la realidad, adaptarse y si es necesario reinventarse para estar a la par de los cambios. Y si hablamos de la marca, piense en usted mismo: ¿qué cosas se han mantenido constantes en su vida? ¿con qué elementos nuevos ha tenido que aprender a lidiar en los últimos años? La reinvención de uno mismo es un ejercicio necesario para adaptarse a las nuevas circunstancias. Y puede ser, como en el caso de mi amigo, que esa reinvención sea clave para en el caso de la marca, alcanzar nuevas metas, o para el caso personal, constituirse en una pieza clave de su felicidad.